viernes, 8 de abril de 2011

Una posición sobre Libia(I)

Una posición sobre Libia (I)
 
En fechas recientes, el conflicto insurreccional, y más tarde guerra civil abierta, ocurrida en el país norteafricano de Libia ha llenado páginas, volcado ríos de tinta, y sido objeto de miles de análisis políticos, geoestratégicos y militares. La rebelión abierta primero, seguida de la intervención militar del Gobierno, y rematada con la agresión militar de la OTAN han configurado un mapa complejo y difícil de desentrañar, explicar y analizar. El motivo fundamental por el que desde este blog no había ofrecido un análisis político militar detallado de dicho conflicto es achacable a la falta de tiempo y al hecho de que he tenido margen suficiente para mantener largas conversaciones sobre este asunto, contrastar argumentos, y poner encima de la mesa todas las cartas, en definitiva. Finalmente, me he decidido a lanzar desde aquí una opinión extensa y detallada con el análisis que merece un conflicto de esta complejidad, que estructuraré en dos partes por falta de espacio en este blog. 

La primera la dedicaremos al análisis del conflicto, sus causas, su extensión e implicaciones en el marco internacional y a un breve posicionamiento en torno al mismo. La segunda estará dedicada al análisis crítico de las posiciones mantenidas por las fuerzas de izquierda y antiimperialistas a nivel global respecto de la situación libia en sí.

El Estado libio, autoproclamado Gran Jamahiriya Árabe Popular y Socialista, es un Estado norteafricano que cuenta con 6 millones 600 mil habitantes aproximadamente. Situado a orillas del Mar Mediterráneo, en una posición privilegiadamente estratégica, y con abundantes reservas de petróleo, siendo miembro de la OPEP y exportador de aproximadamente 480 millones de barriles de crudo según dicha organización. Desde 1969, la Jefatura del Estado está ostentada por Muamar Al Gadafi, coronel del Ejército y "hermano guía de la Revolución", que tomó el poder en ese año mediante un golpe militar, tras dos décadas de inestabilidad política provocadas por la descolonización del país por Italia tras la II Guerra Mundial, impulsada por el rey Idris. 

Durante sus veintiún primeros años de mandato, Gadafi se alineó, junto a otros líderes anticoloniales, con la Unión Soviética y prestó su apoyo a numerosos movimientos populares anticoloniales y panarabistas, como la resistencia palestina ó el IRA irlandés, destacando la cesión de su territorio a diversas organizaciones armadas de todo el mundo para su entrenamiento en el uso y manejo de armas de diverso tipo y calibre. Entre las organizaciones que utilizaron indistintamente suelo argelino (durante la presidencia de Ben Bella) y libio para su entrenamiento destacaron la antigua OLP, la RAF,y el IRA. Por estos motivos, Libia fué declarado "Estado amigo del terrorismo" y repetidamente bombardeado por Ronald Reagan, además de bloqueado navalmente por Margaret Thatcher, en 1986. El petróleo del país fué nacionalizado, y se avanzó en el desarrollo de la escuela y la sanidad públicas, lo que condujo a Libia a ser el país con mayor índice de desarrollo humano de África y el de mayor esperanza de vida. Las diferencias entre clases sociales se atenuaron, persistiendo importantes fracturas entre la población urbana y la rural, y la dedicada a la industria petrolera estatal y aquella dedicada a la agricultura ó la artesanía y el pequeño negocio, destacando las diferencias salariales y de acceso a servicios entre éstas. 
Durante los años 80 Libia mantendrá un breve conflicto armado con Chad derivado de su intervención en dicho país africano, durante la llamada "Guerra de los Toyota". Además, será acusada reiteradamente de apoyar atentados y acciones armadas de diverso tipo, especialmente de la resistencia palestina. Además, en 1977 se transfieren ciertos márgenes de poder a la Asamblea Popular Legislativa, órgano civil que sustituirá a las Juntas militares presididas por el coronel Gadafi en persona, que seguirá controlando no obstante en buena medida esta asamblea, como demuestra el hecho de que diversos extractos del Libro Verde, escrito por el coronel para aclarar su ideario y posición política, fuesen adoptados como artículos de la consitución del país. 

Dicha obra es una amalgama de ideas panarabistas, islámicas, socialdemócratas y keynesianas, que, explicadas de manera dinámica, plantean las líneas maestras del gadafismo: Intervención pública en la economía dejando paso a la iniciativa privada en todos los sectores salvo los más estratégicos (electricidad y petróleo), solidaridad antiimperialista entre los Estados árabes, dentro del concepto musulmán de la Uma , ó nación unica árabe, rechazo a la injerencia extranjera en África y Oriente Próximo, taylorismo en la producción industrial, y fuerte presencia de los militares en la vida pública.

Será a partir de mediados de la década de los 90 cuando Libia variará radicalmente su posición y su tendencia en el concierto internacional, al encontrarse el régimen de Gadafi acorralado por las sanciones imperialistas y por la desaparición del campo socialista de Europa del Este con la caída del muro de Berlín: Se firmarán tratados internacionales (TLC con Italia en 1997, privatización y desamortización de la industria petrolera hasta ser controlado un 62% de esta por multinacionales como British Petroleum, (que extrae y exporta casi el 55% del petróleo libio) Repsol y Petrobras, incorporadas más tarde a este proceso de venta troceada de los recursos del país. Además, el régimen da su apoyo formal a la "guerra contra el terrorismo" de las potencias occidentales tras el 11 de Septiembre de 2001, declarando ser un "Estado agredido por el islamismo radical" y el "terrorismo". Además, Libia se constituirá en socio comercial preferente de la UE en 2002 por su posición estratégica en el arco mediterráneo. Libia establecerá también diversos acuerdos comerciales con Rusia y China, continuadores de los mantenidos durante la Guerra Fría.


Continúa(...)